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martes, 16 de agosto de 2011

El sabor de ser atracado... Feliz navidad...



Recuerdo como nunca aquella mañana del 30 de Diciembre del pasado año 2010, cuando me dije a mi mismo "erga soy de hierro" la noche había sido ruda como todas las noches de ese suculento mes de Diciembre. En esos momentos cuando sientes que llevas de adorno un cuchillo haciendo cortes en la cabeza es cuando descubres que quien diga que el agua es inodora, insabora e insípida es porque nunca ha estado enratonado, no sabe que en ese momento el agua fría a eso de las 7:20 de la mañana sabe a un dulce beso de buenos días.


Me puse en modo activado, pues ese día seguía la rumba, cerveza tras cerveza mezclada a nicotina barata hacía que el día transcurriera lento, a pesar de que todo marchaba bien y las personas que viven cerca de mí estaban amables como nunca, sabía que debía hacer una diligencia en el terminal de pasajeros de la ciudad. Debía buscar una encomienda. Entre a la casa y busque 900 bs.f que se suponían eran para comprarle un regalo a mi hija de 8 años, en ese preciso momento recibo una llamada de un teléfono local, nadie habló y de tanto decir "aló" se descarga la batería, la mentada de madre que le di a la persona que llamó rebotó por toda la casa de mi abuela.


Salgo y me tomó un trago con los panas y emprendo mi viaje. Lo que diré a continuación espero se entienda de una forma muy modesta, pero lo que fue desde el 15 de Diciembre hasta el 31 la mitad de mis aguinaldos la gasté en taxis y en cervezas heineken. Tomó un taxi hasta el terminal sabiendo que me queda a casi 3 cuadras de casa, llegué al sitio, dí como 10 vueltas buscando la oficina de rodovias, retiro la encomienda y me fui a la parada. Junto a mí habían alrededor de 6 personas todas provenientes de Puerto la Cruz con sus respectivas maletas y bolsos full de ropa recién comprada, descifré la intención de las 6 personas que se hacían señas como para que no me dejaran montar, para irse todos juntos, allí pensé "No sean cabrones todos yo me voy este bus porque me voy"


A lo mejor te preguntaras ¿Y el taxi pura bulla? Si, ¡tienes razón! Lo que pasa es que quise buscar mi humilde Iphone 3G y el bus ya estaba en frente de los que estábamos en aquella fuckin parada. Fue un riña simple, pero intensa la que nos tiramos los de abajo para abordar el bus, como pude me deslice ganándole el descuido a una gorda que me vio con ojos de asesina y a la que le replique aquella mirada con mi habitual sínica sonrisa. Me senté y a mi lado aún quedaba un puesto vacío, aquella gorda no subió porque andaba con el que deduje era su hijo, pues tenía el mismo rostro de asesino. Suspiré como triunfante y seguí en la vía con los demás pasajeros, sin embargo algo no andaba bien, la gente estaba bajo ese efecto de sometimiento que descubres de inmediato, parecían esclavos que iban a ser vendidos. Intenté pensar en nada cuando sentí a un chamo como de 20 años sentarse a mi lado colocándome la fría punta de una pistola seguida del psico-terror y ese inconfundible tono de voz de malandritos recién salidos de algún reten. Ni siquiera voltee a verlo, su cara ya la imaginaba, típico modelo tukki, me dijo: Dame es todo lo que tengas oyó, teléfono, cadena, plata. Coño papa no tengo teléfono le dije. Fuí sometido a una pequeña requisa mientras uno de sus compañeros sometía al conductor y al colector y el otro a los pasajeros.


Los 900 Bs.f fueron retirados con cierta excitación de uno de mis bolsillos mientras eramos llevados lentamente vías al monumento. Una mujer recibió una coñaza cabilla por no tener algo de valor que a los anti-sociales les gustara. El colector y el chófer fueron las únicas personas a quienes les hicieron brotar sangre de sus cabezas a punta de cachazos. La situación fue hostil, parecida a aquella película de Keanu Reeves y Sandra Bullock "máxima velocidad" pero no del todo. Deseé tanto que aquel bus se volteara y que solo murieran aquellos 3 desdichados que despertaron ese día con la idea de hacer su mes en cuestión de minutos con algunos miserables.


Obligaron al chófer a detenerse frente al hotel minerva. Se bajaron apuntando a todos los que acabábamos de ser ultrajados. El ultimo de ellos tuvo las santas bolas de decir: Gueno gracias y feliz navidad a todos. La vaina no era para reír, pero los nervios te conllevan a eso, a pintarnos una sonrisa para alejar el sabor de ser atracado. Todos nos miramos como dando gracias a Dios, algunas personas atendieron a los heridos, sin embargo el chófer siguió con la ruta como si nada hubiese pasado. Llegué a la casa pálido de la arrechera, sin embargo sonreí al ver mi celular y mi cadena de plata que me llevo 9 meses pagar por sinvergüenza. Recordé en ese momento que gracias a la llamada que recibí minutos antes de salir hacia el terminal fue el motivo de que dejara mi celular, creo que aún estaría llorandolo jaja.


Hay algo que no me gustaría volver a ver nunca más. La mirada asesina de la gorda y la de su hijo, pues la risa que les brindé al ser yo quien abordó el bus y no ellos me hizo parte de un momento sumamente traumante.


Leidequer Duben.

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