Recuerdo cada vez que estoy compartiendo algún trago con
mis panas, el primer trago de alcohol que probé a los 11 años cuando celebraba
mi culminación de primaria y estaba totalmente claro que aquello que llamaban
“zonificación” no me había favorecido, pues señalaba que debía acudir a uno de
los liceos más temidos en aquellos tiempos el liceo “Luís Graterol Bolívar”,
mucha gente decía que en ese liceo existían jóvenes que habían repetido los
años escolares cientos de veces y que a estos les gustaba mutilar a los nuevos
estudiantes, aquello era mi pensamiento de todas las noches, lloraba y me decía
a mi mismo: Antes que vengan a cortarme un dedo de la mano o a quitarme el
dinero para mi desayuno, me corto el cuello, vainas así. Sin embargo aquello no
me pareció el comienzo de una matanza, más bien todo se volvió un paraíso. Mis primero
tragos en esos días fueron del mayor elixir jamás creado “anís” estos recrearon
en mi garganta una película de sadomasoquismo que, a mi punto de vista era un
argumento lo generalmente acertado para entregarme al mundo del alcoholismo
precoz.
De ahí en adelante veía como todo a mi alrededor se
llenaba de licorerías y gente que sonreía a pesar que estaban gastando todo el
dinero de sus quincenas, gente que se arropaba con el alcohol para olvidar
algún problema, para suprimir alguna arrechera del trabajo, para
auto-flagelarse por el recuerdo de un amor o por aquellos engaños que los o las
condenaron a ser personas que viven bajo cualquier infame peyorativo. El
problema aumenta cuando vas conociendo a la gente y pareciera que tu destino
está habilitado para reunirte solo con pura gente borracha o sutilmente dicho
catadores de licores, ¿Mentira? No creo.
La sociedad hoy en día se encuentra sumisa en un abismo
donde todos están a la moda no por vestir bien, sino por quien más borracho
está. Gente que creemos que existe una ley que nos obliga a caerle a golpes a
cualquier frasco que contenga alcohol etílico como si aquello fuese el 11vo
mandamiento que a Dios o a moisés se le olvido agregar “Emborráchate todos los
días”. Lo triste no es la forma tan radical con la que los jóvenes consumimos
alcohol combinado con nicotina sino esa típica rutina que nos obliga a ser esclavos
de un estilo de vida que se remonta a más de 5000
años, en un vaina llamada Mesopotamia, de allá es que viene la culpa que tu
rostro no tenga forma después de una gran pea y que el ratón te haga sentir una
puñalada en el cerebro.
Podría pasarme demasiado tiempo
hablando de lo que es alcohol y no porque sea un experto como fabricante sino
como buen consumidor del mismo (ojo esto no produce orgullo), hablar de
experiencias vividas, de locuras cometidas, de inventos extraños y
combinaciones inverosímiles como por ejemplo: ron con toddy, (ni se les ocurra
hacer esto en sus casas) y de otras cosas más, pero lo cierto es que el mundo
evoluciona y siempre tengo la percepción que nosotros debemos ir a su ritmo,
sin embargo en esa evolución hay errores, hay anomalías que, parecieran estar
destinadas a ser señales de nuevos holocaustos, si hablamos de un anticristo
actual daría mi virginidad anal por decir que ese anticristo es nada más y nada
menos que Raphael Yakoby creador de la bebida
nuvo, si esa bebida que nos venden como si fuese el elixir de la inmortalidad.
Si Dios también siente sed, de
seguro bebería nuvo. Si en el paraíso hay una catarata, de seguro por sus ríos
fluiría nuvo, asquerosidades como estas que reflejan lo más burdo de la
publicidad y el mercadeo en cualquier momento llegaremos a ver o a escuchar con
la simple intención de seguir promocionando esta bebida que, a mi parecer y
debido a mi paladar ya condicionado para sentir eminentemente el sabor más
mínimo puedo deducir a manera personal que la bebida es un asco. Sí, un asco,
el sabor no afecta mis papilas gustativas, ni siquiera las excitan. Su líquido
produce picazón de culo y no veo justo la forma en que mucha gente que no tienen
para una cerveza pierda su humildad al tener una botella de esta en sus manos.
He visto con cierta repugnancia como
jóvenes se creen dioses somodomizados por nuvo. Cierto día estaba en playa
bordones (Cumaná) y miré detalladamente la forma en la que un tuky sostenía una
botella de estas, solo él servía los tragos, hizo un esfuerzo para quitarse la
franela y no soltar la botella y para colmo se fue a bañar a la playa con esta.
He visto también a personas que se creen grandes reggaetoneros solo por beber de
esta porquería, gente que humilla a otras personas que no tienen con que
comprar dicha bebida, haciendo alusión que el frasco es la mayor innovación
como contenedor de bebidas alcohólicas y yo pienso que están sumamente errados,
la botella parece la de una colonia hecha en perfumes factory para travestis,
con el perdón de estos.
Lo cierto y triste es que la sociedad
no debería reducirse simplemente a esta bebida elitesca, a esta bebida que más
bien parece destinada a idiotizar a la gente, esta bebida que no te convertirá
en wisin y yandel ni en otro en particular solo por beberla. Cada quien es
libre de hacer con su vida lo que se le venga en gana, solo estoy dando mi
punto de vista con respecto a una aberración que más que ratón crea una fiesta
para los parásitos. Puedes beberla, gastar tu dinero en ella, pero coño pana eso
no te da el maldito derecho de perder tu humildad. Además si soy sincero creo
que con una botella de ron blanco, una tang de fresa, un poco de azúcar y hielo
te tripeas una mejor bebida, una bebida que no sabrá a “mierda” como nuvo, y
si, si he probado la mierda. Así que pilas porque en cualquier momento nuvo te
puede hacer más idiota de lo que eres, y digo eres porque el simple hecho de querer
comprarla para aparentar algo social que no es te convierte en un idiota.
Leidequer Duben.
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