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miércoles, 30 de noviembre de 2011

Nuvo la bebida que idiotiza…




            Recuerdo cada vez que estoy compartiendo algún trago con mis panas, el primer trago de alcohol que probé a los 11 años cuando celebraba mi culminación de primaria y estaba totalmente claro que aquello que llamaban “zonificación” no me había favorecido, pues señalaba que debía acudir a uno de los liceos más temidos en aquellos tiempos el liceo “Luís Graterol Bolívar”, mucha gente decía que en ese liceo existían jóvenes que habían repetido los años escolares cientos de veces y que a estos les gustaba mutilar a los nuevos estudiantes, aquello era mi pensamiento de todas las noches, lloraba y me decía a mi mismo: Antes que vengan a cortarme un dedo de la mano o a quitarme el dinero para mi desayuno, me corto el cuello, vainas así. Sin embargo aquello no me pareció el comienzo de una matanza, más bien todo se volvió un paraíso. Mis primero tragos en esos días fueron del mayor elixir jamás creado “anís” estos recrearon en mi garganta una película de sadomasoquismo que, a mi punto de vista era un argumento lo generalmente acertado para entregarme al mundo del alcoholismo precoz.

            De ahí en adelante veía como todo a mi alrededor se llenaba de licorerías y gente que sonreía a pesar que estaban gastando todo el dinero de sus quincenas, gente que se arropaba con el alcohol para olvidar algún problema, para suprimir alguna arrechera del trabajo, para auto-flagelarse por el recuerdo de un amor o por aquellos engaños que los o las condenaron a ser personas que viven bajo cualquier infame peyorativo. El problema aumenta cuando vas conociendo a la gente y pareciera que tu destino está habilitado para reunirte solo con pura gente borracha o sutilmente dicho catadores de licores, ¿Mentira? No creo.

            La sociedad hoy en día se encuentra sumisa en un abismo donde todos están a la moda no por vestir bien, sino por quien más borracho está. Gente que creemos que existe una ley que nos obliga a caerle a golpes a cualquier frasco que contenga alcohol etílico como si aquello fuese el 11vo mandamiento que a Dios o a moisés se le olvido agregar “Emborráchate todos los días”. Lo triste no es la forma tan radical con la que los jóvenes consumimos alcohol combinado con nicotina sino esa típica rutina que nos obliga a ser esclavos de un estilo de vida que se remonta a más de 5000 años, en un vaina llamada Mesopotamia, de allá es que viene la culpa que tu rostro no tenga forma después de una gran pea y que el ratón te haga sentir una puñalada en el cerebro.

            Podría pasarme demasiado tiempo hablando de lo que es alcohol y no porque sea un experto como fabricante sino como buen consumidor del mismo (ojo esto no produce orgullo), hablar de experiencias vividas, de locuras cometidas, de inventos extraños y combinaciones inverosímiles como por ejemplo: ron con toddy, (ni se les ocurra hacer esto en sus casas) y de otras cosas más, pero lo cierto es que el mundo evoluciona y siempre tengo la percepción que nosotros debemos ir a su ritmo, sin embargo en esa evolución hay errores, hay anomalías que, parecieran estar destinadas a ser señales de nuevos holocaustos, si hablamos de un anticristo actual daría mi virginidad anal por decir que ese anticristo es nada más y nada menos que Raphael Yakoby creador de la bebida nuvo, si esa bebida que nos venden como si fuese el elixir de la inmortalidad.

            Si Dios también siente sed, de seguro bebería nuvo. Si en el paraíso hay una catarata, de seguro por sus ríos fluiría nuvo, asquerosidades como estas que reflejan lo más burdo de la publicidad y el mercadeo en cualquier momento llegaremos a ver o a escuchar con la simple intención de seguir promocionando esta bebida que, a mi parecer y debido a mi paladar ya condicionado para sentir eminentemente el sabor más mínimo puedo deducir a manera personal que la bebida es un asco. Sí, un asco, el sabor no afecta mis papilas gustativas, ni siquiera las excitan. Su líquido produce picazón de culo y no veo justo la forma en que mucha gente que no tienen para una cerveza pierda su humildad al tener una botella de esta en sus manos.

            He visto con cierta repugnancia como jóvenes se creen dioses somodomizados por nuvo. Cierto día estaba en playa bordones (Cumaná) y miré detalladamente la forma en la que un tuky sostenía una botella de estas, solo él servía los tragos, hizo un esfuerzo para quitarse la franela y no soltar la botella y para colmo se fue a bañar a la playa con esta. He visto también a personas que se creen grandes reggaetoneros solo por beber de esta porquería, gente que humilla a otras personas que no tienen con que comprar dicha bebida, haciendo alusión que el frasco es la mayor innovación como contenedor de bebidas alcohólicas y yo pienso que están sumamente errados, la botella parece la de una colonia hecha en perfumes factory para travestis, con el perdón de estos.

            Lo cierto y triste es que la sociedad no debería reducirse simplemente a esta bebida elitesca, a esta bebida que más bien parece destinada a idiotizar a la gente, esta bebida que no te convertirá en wisin y yandel ni en otro en particular solo por beberla. Cada quien es libre de hacer con su vida lo que se le venga en gana, solo estoy dando mi punto de vista con respecto a una aberración que más que ratón crea una fiesta para los parásitos. Puedes beberla, gastar tu dinero en ella, pero coño pana eso no te da el maldito derecho de perder tu humildad. Además si soy sincero creo que con una botella de ron blanco, una tang de fresa, un poco de azúcar y hielo te tripeas una mejor bebida, una bebida que no sabrá a “mierda” como nuvo, y si, si he probado la mierda. Así que pilas porque en cualquier momento nuvo te puede hacer más idiota de lo que eres, y digo eres porque el simple hecho de querer comprarla para aparentar algo social que no es te convierte en un idiota.

Leidequer Duben.

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