Vistas de página en total

miércoles, 15 de febrero de 2012

Un tesoro invaluable…



“A veces pienso que el mayor tesoro que tenemos, es el alma, sin embargo esta pareciera ser una tabla fácil de ser comida por el salitre, por las termitas del pecado y por supuesto por la falta de amor”

            Cada mañana me miro al espejo teniendo el mismo pensamiento, haciéndome las mismas preguntas ¿Seré yo el reflejo de aquel que está frente a mí? ¿Seré yo el lado negativo de ese que aparece en el espejo cuando me miro? Creo que al otro lado de ese espejo es donde todos somos verdaderamente felices, donde no hay guerras políticas, ni gente matándose una con otra, donde los semáforos sirven y no hacen del trafico un juego de tetris, donde no hay facebook, ni twitter, donde todos nos vemos a diario, donde no sea obligatorio comer con refresco y televisor, donde los autobuses trabajen hasta tarde, donde no hayan personas que despierten con ganas de joderle la vida a algún pendejo, donde no hayan pendejos, ni arrechos, donde el astrologo del canal telesol sea solo una imagen de tiro al blanco, donde los cigarros y las curdas sean gratis, donde los celulares costosos jamás se descompongan, donde Yo pase todo el día haciendo lo que más disfruto hacer escribir. Toda pregunta debería tener una respuesta, es inhumano el nacimiento de una pregunta que no reposará en los brazos de una respuesta. Hoy tengo 27 años y a veces siento que he desperdiciado mi vida, que no soy más que un joven que intenta hacer que la realidad se adapte a su forma de vivir, a esa forma de vida que se me adjudicó en el cronograma del destino. Tengo una gaveta con pocas acciones buenas y un arsenal de sucesos desastrosos, siento que mi fanatismo por la legendaria película matrix nunca ha sido por los efectos especiales, sino porque en el fondo de mi pecho estoy convencido que esta realidad apesta.

            El libro de mi vida aún se sigue escribiendo, he dejado varias páginas en blanco con la inexorable intención que algún día las llene con bastantes momentos felices. Cuando digo un tesoro invaluable no hago alusión a dinero ni a oro, me refiero a otro tesoro, parecido al amor puro, me refiero a esa amistad entre niños que jamás se olvida. Recuerdo claramente aquellos años 90 cuando iba a la escuela como muchos, algunos obligados, otros porque queríamos estudiar. Cuando digo recuerdo veo nítidas imágenes desfilando frente a mí. Era el año 1995, cursaba el 5to grado en la escuela María Elvira de Figueroa en la isla de Margarita, una escuela común y corriente, algo misteriosa por el semblante de sus trabajadores, personas de la tercera edad en su mayoría. Los otros cuatro grados no tuvieron escenarios fuera de lo común, aparte de aquel perro tuerto que siempre nos hacía correr a todos al salir de la escuela, parecía como si en las noches fuese vilmente violado por su dueño y salía en las mañanas a hacernos pagar por ser sodomizado. En 5to grado es cuando suceden cosas que si son dignas de recordar. Éramos casi 20 alumnos, pero para mí solo éramos cinco, Pedro Luís Briceño, Charly Romero, Félix Guzmán, Daniel Córdova y yo. Nuestro grupo no se basaba en hacer maldades, tampoco en ser altruistas, era un grupo normal que se adaptaba a lo que el momento otorgaba.

            Todos por decirlo de una forma muy sincera teníamos padres que nos daban lo que pedíamos, era bueno tener plata en ese tiempo, todos a excepción de Charly Romero que recibía tan solo la lastima de su padre, las escenas frustrantes de este golpeando a su madre y las consoladoras palabras: “como hijo no sirves” que eran el desayuno de todos los días para Charly. Vaya forma de criar a un hijo, sin embargo Charly nunca le paro a eso, pero odiaba ver a aquel hijo de su puta madre golpear a su mamá. Nunca nos contaba con detalles, quizás temía romper en llanto si lo hacía. Anduvimos por todo San Antonio y Villa Rosa en bicicleta, por supuesto el oxido de la bicicleta de Charly era la que opacaba el brillo de las demás, pero a quien le importaba eso cuando andábamos jodiendo y haciendo lo que nos venía en gana. Un día nos adentramos al monte cerca de la que fue mi casa y encontramos un árbol donde perfectamente encajaba una casa de árbol, de verdad que parece gay decirlo, pero en aquellos tiempos la palabra gay solo era un símbolo que despertaba la homofobia a temprana edad, pues mucha gente recriminaba a las personas de la diversidad sexual y decían que los gays solo querían succionarte el alma por el pene, vainas así para que les odiaras, pero sin duda alguna sería una buena forma de que te extraigan el alma.

             Bueno la fuckin casa fue construida en aquel árbol, tablas, alfombras, laminas de zinc, un afiche del Che Guevara que tenía en mi cuarto, de todo hasta un cuadro que la mamá de Daniel tenía en la sala, ¡cuánto peleó aquella mujer de tetas grandes por ese cuadro! Pasábamos todo el día en aquella casa de árbol, hablando paja, de cual niña nos gustaba, de las tetas de la mamá de Daniel y muchas cosas. Recuerdo que un día una culebra que llaman verde gallo cayó de una rama justo en el centro de la casa y todos saltamos a la tierra gritando como niñas y buscando con que matar a la condenada, pero la viveza del reptil nos dejo con las ganas de verla morir. Días después íbamos camino a casa de Félix, había una inmensa bajada la cual nos tripeábamos con las bicicletas, todo iba bien hasta que escuchamos un grito, Félix rodó incrustándose el tubo derecho del manubrio en el estomago, todos fuimos a auxiliarlo, nadie intentó sacar el tubo, el momento no era para reír, pero recuerdo que Pedro le pegó en la cabeza a Félix y le preguntó: ¿Coño de tu madre donde están los puños que te di para el manubrio? Y este muy cínicamente dijo: se los di a Leidequer. La verdad se los cambie por una cinta de nintendo con el juego Bomberman. Luego paso un señor en su carro, metimos las bicicletas en el baúl y nos llevo al ambulatorio del cual no recuerdo el nombre, el tubo no penetró mucho, el señor que nos llevó fue quien sacó el tubo, así que si Félix moría iba a ser culpa de aquel idiota. Félix no derramó ni una sola gota de sangre, solo grasa, pues era lo único que podía tener aquel cuerpo rechoncho, grasa.

            Al día siguiente Félix vuelve a su casa, le mandaron un largo reposo, cosa que nos lleno de envidia. En la escuela siempre preguntaban por él, aquello lo hizo popular. Ahora pienso que gracias a Dios que fue en el estomago y no en culo porque lo hubiesen adorado aún más. Ya habían transcurrido los días de reposo y Félix volvió a la escuela, lo peor es que nadie lo saludaba, que confusa es la gente. Adoraba el sonido del timbre, salimos y nos concentramos en el patio toda la escuela. Recuerdo que comía un helado sabor a tamarindo, cuando me gustaban,  lo comía por el calor, estaba completamente enfocado en el frio y el sabor de aquel que, no percate la piedra del tamaño de un puño que venía hacia mi frente, me impactó tan fuerte que me lanzó a la tierra. La sangre parece una vuvuzela, es escandalosa, el desmayo vino silencioso y fue lo peor porque no vi quien coño me quito el helado. Cuando desperté tenía 8 puntos en la frente, 4 por dentro y 4 por fuera. Los muchachos me acompañaron a la casa, el rostro de mi madre parecía un stand up comedy en un velorio, sentía como fluía su sangre, como se retorcía de rabia por no poder caerme a coñazo limpio, porque de seguro pensaba que fue por andar inventando vainas, pero le explique y todo bien.

            Mis días de reposo los pase pegado al nintendo jugando mario bros, todo el día pisando las tortuguitas, buscando hongos, excitado al hacerme veloz con las estrellas, viendo a mario bros morir por mi inexperiencia en el juego y siempre sumergido en la intriga de cómo sería al final cuando rescatara a la princesa, pensaba que a lo mejor mario bros y la princesa tendrían sexo, pero me di cuenta que el final del juego fue frustrante como quizás lo fue para muchos. Recibía la visita de los muchachos que mas que ir por mi iban por mario bros, un día Pedro estando en el nivel 3-1 hizo que mario pisara una tortuguita y esta le proporcionó aquello que llamaron las mil vidas, todos nos sentíamos extasiados, aquello fue increíble, muchas vidas para un solo ser, con el tiempo nos dimos cuenta que tantas vidas hacia de la vida un enigma, un circulo fastidioso, no solo por lo repetitivo, sino por lo infinita que se hacia la respiración virtual de mario bros. Una vez rescatada la princesa rompí la cinta.

            Volví a la escuela y esta vez llevaba algo nuevo, una cicatriz en la frente. Aquel día del mes de marzo, recuerdo el mes porque estaba cerca el cumpleaños de mi mamá, no vimos a Charly por toda la escuela, pasamos días sin verle por la casa del árbol, nos intrigaba no saber de él y decidimos ir a su casa la cual quedaba pegada a un cerro, una zona no muy buena para visitar. Llegamos a su casa y lo vimos barriendo el interior de esta, sonrió al vernos y luego lloró, nos alejamos de su casa y nos fuimos hasta la casa del árbol, nadie dijo palabra alguna, el silencio intimidaba a tal grado que el viento ni siquiera intento pasar cerca de nosotros, Charly dice: ¡Me gustaría matar a mi papá! La magnitud de esas palabras en la boca de un niño de apenas 10 años no debería ser ignorada, algo debía estar pasando, algo que, ameritaba ser atendido porque sabíamos la actitud agresiva de Charly cuando alguien se metía con algunos de nosotros. Aquello no era como el juego de mario bros. Recuerdo que Pedro le dijo: Dios lo castigará, Félix: Debería estar preso. Daniel: Ojala fuéramos grandes para matarlo entre todos, Yo: Tengo hambre vámonos.

            Al día siguiente de aquella reunión estábamos en el recreo, esta vez yo pendiente de todos lados, las piedras salen de la nada. Daniel que siempre tuvo una mente suicida nos llama y nos lleva para la parte de atrás del salón, estaba muy asustado, veía para todos lados, nosotros completamente sumisos, expectantes. Este saca una pequeña bolsita donde contamos 2300 bolívares en monedas de 5. El resplandor se paseó sigiloso por nuestros ojos, llenándonos de una codicia extraña, de pensamientos que no venían adheridos a la moral. ¿De quién es esta plata? Pregunte excitado. De la maestra de castellano, respondió aquel hijo de su madre. Creo que en ese momento hubiese quedado perfecto un ¡What That Fuck! Hay que devolverla dijo Félix. Pero la cara de Daniel dibujó la escena perfecta de una película de guerra, su cara era divertida, asustada y lleno de placer por el botín que tenía en sus manos. Así que nos la quedamos. Daniel dijo que el dinero era nuestro y nos tocaba por igual, ósea 460 bs para cada uno, y a decir verdad para aquel tiempo no era mal. El trato era enterrar el dinero y no sacarlo sino hasta que hubiese culminado el año escolar. Lo guardamos en una bolsa plástica y enterramos aquellos 2300 bs al pie de la casa del árbol. Allí reposarían y aguardarían silenciosamente durante el resto del año escolar.

            La escuela era un alboroto, parecía un mercado bien surtido donde todo era gratis. La maestra de castellano se veía furiosa, aunque nunca dio comentario alguno al respecto, pero 2300 bs a cualquiera les dolerían en aquel tiempo. Algo no andaba bien ese día, era como si un hedor mitológico impregnaba todo a nuestro alrededor, como si algún chiste de hace siglos viajó hasta ese día y solo Charly lo escuchó. Reía incontrolable, por todo, hasta por la seriedad de los demás, estaba muy contento sin saber porque, tenía ese tipo de risa que tienen los que ya se han fumado varios porros de marihuana, verlo así nos hacía sentir bien. Era extraño pensarlo, pero si no hubiesen dictado educación física los muchachos y yo jamás habríamos hecho deporte alguno. El chillido del timbre nos abría paso a la salida. Cada uno de nosotros se fue a su casa, el sol del mediodía nos azotaba con su látigo de fuego haciendo el camino más largo y confuso. Jugué nintendo largo rato con mi hermano menor. Dormí todo el día. Las horas se fueron sin despedirse, apresuradas, como si huían de algún minuto asesino. Recuerdo ese olor a café de la mañana, ese olor que llenaba la casa mientras el frio entraba por la ventana y yo me quedaba atontado mirando mi uniforme bien planchado en la orilla de mi cama, recuerdo aquellos desayunos y lo cuan satisfactorio era ver a mi papá, mi mamá, mi hermano menor y yo juntos en la mesa, siendo lo que nunca debimos dejar de ser “una familia, un hogar” aquella imagen que quizás fue la última donde estuvimos juntos,  aquella imagen que ni siquiera el ladrón más ladrón del Alzheimer podría robarme, a veces me refugio en esa imagen que no se dispersa ni siquiera por el caliente perfume de mis lagrimas, es costoso viajar al pasado en tu mente, creo que el porvenir de mi pasado no es más que el simple recuerdo de ese futuro que no conozco, el simple recuerdo de las risas de mis padres y mi hermano menor antes de irnos a dormir.

            Ese mismo día llegue temprano a clases. Mi papa me llevó en aquella moto a la que le tenía miedo, estaba en buen estado, pero le temía porque un día íbamos a la escuela y un perro con ganas de morir se nos metió en medio y caímos dejando pedazos de carne en el asfalto. Gracias a Dios solo fueron raspones y leves contusiones. El día avanzó normal, a pesar que Charly no mostró su rostro por la escuela. Al día siguiente fue igual. Volvimos a su casa y no había nadie. Pedro se acercó a una señora y pregunto por Charly y sus padres, está haciendo honor a lo de vieja chismosa, dijo en tono burlón: Nohelia se fue con su hijo, Raúl está en el hospital. ¿Por qué está el papá de Charly en el hospital? Preguntó Daniel. Pues porque ese niño le dio una puñalada, terminó diciendo aquella mujer.

            Nos fuimos a la casa del árbol, llevábamos dos días sin ir, al llegar vimos un gran alboroto al pie de este. Sabíamos que no hallaríamos los 2300 bs, como de igual forma sabíamos quién se lo había llevado. Subimos y encontramos una nota, era de Charly, lo supimos por los errores ortográficos, no decía mucho, decía: Ce la di en la varriga, me boy a la casa de una tía. Así la escribió, con los mismos errores. Solo eso fue lo que dejo, ni un hasta pronto muchachos, ni siquiera donde vivía esa tía. Solo eso y aquel opacado carnaval de risas de días anteriores en clases. No volvimos más a aquella casa del árbol, ni andar en bicicletas. Era como si Charly al irse se había llevado con él la conexión de nuestro grupo, como si al irse nos dejara una piedad que no nos servía para nada, ni siquiera para esculpir la resignación de volverle a ver.

            El año escolar termino, como la relación entre mis padres. Alguien una vez me dijo: Cuando los padres se separan, los hijos no desaparecen, solo se vuelven invisibles por cuenta propia. Esto lo dijo mi reflejo en el espejo. Nos vinimos a vivir a Cumaná. Constantemente iba a Margarita, la isla que vio nacer, la que cada día extraño. Pasaba algunas vacaciones con mi papá. Nunca volví a pasar por San Antonio, ni Villa Rosa, hasta ahora en diciembre de 2011 y aunque era de noche noté que todo había cambiado. Mi papá vendió la casa y no había motivos según él para ir por aquellos lados a menos que quisiéramos torturarnos con recuerdos vivientes que se refugian en la oscura e inmóvil noche de aquellos días.

A veces pienso que vuelvo, que voy a la escuela y la consigo en ruinas, como la simple textura de un papel arrugado, como pueblo fantasma. Imagino que camino por aquel valle de recuerdos y hasta encuentro 17 años después una piedra con una pequeña mancha de sangre, la misma que me regaló 8 puntos en la frente. Imagino que encuentro la casa del árbol y me doy cuenta que aquello solo fue un lienzo hecho por un niño de 2 años. Un escondite sin secretos, sin misterios donde 5 niños crearon un mundo más allá de cualquier pronóstico incierto, imagino que me pongo a cavar y descubro que Charly aquel día no se llevo el dinero, que siempre siguió aguardando por nuestro regreso, ese regreso que se convirtió en una puerta sin cerradura y con un manojo de llaves inservible.

De vez en cuando me pregunto ¿Qué habrá pasado con ellos? ¿Alguno será travesti o asesino? ¿Alguno estará preso o siendo exitoso? ¿Alguno habrá muerto y quizás lo vi en el periódico y lo ignore? ¿Alguno habrá pasado a mi lado en la calle? ¿Por qué no los encuentro por el Facebook? ¿Murió el papá de Charly por aquella puñalada? ¿Tendrá la mamá de Daniel las tetas por el ombligo o se las habrá reafirmado? ¿En qué momento el tiempo se convirtió en agua? ¿En qué momento me convertí en alguien que no desee ser? Lo cierto es que no podemos ir en contra del cronograma del destino, no se pueden romper las vidrieras que espejan la triste música de nosotros mismos. Recuerdo todo tan claro como si 17 años fuesen tan solo caminar 10 pasos hacia atrás. Todo se ha regido en una palabra “incertidumbre”, una incertidumbre que me ha obligado infinitas veces a inhalar un aire incomodo que me arrastra hasta momentos y tiempos sin relojes, hasta calles sin finales y llenas de luces donde veo claramente el rostro de aquellos 4 que desaparecieron como lo hice yo. Un tesoro invaluable es amistad que jamás deja existir.

Leidequer Duben.

miércoles, 30 de noviembre de 2011

Nuvo la bebida que idiotiza…




            Recuerdo cada vez que estoy compartiendo algún trago con mis panas, el primer trago de alcohol que probé a los 11 años cuando celebraba mi culminación de primaria y estaba totalmente claro que aquello que llamaban “zonificación” no me había favorecido, pues señalaba que debía acudir a uno de los liceos más temidos en aquellos tiempos el liceo “Luís Graterol Bolívar”, mucha gente decía que en ese liceo existían jóvenes que habían repetido los años escolares cientos de veces y que a estos les gustaba mutilar a los nuevos estudiantes, aquello era mi pensamiento de todas las noches, lloraba y me decía a mi mismo: Antes que vengan a cortarme un dedo de la mano o a quitarme el dinero para mi desayuno, me corto el cuello, vainas así. Sin embargo aquello no me pareció el comienzo de una matanza, más bien todo se volvió un paraíso. Mis primero tragos en esos días fueron del mayor elixir jamás creado “anís” estos recrearon en mi garganta una película de sadomasoquismo que, a mi punto de vista era un argumento lo generalmente acertado para entregarme al mundo del alcoholismo precoz.

            De ahí en adelante veía como todo a mi alrededor se llenaba de licorerías y gente que sonreía a pesar que estaban gastando todo el dinero de sus quincenas, gente que se arropaba con el alcohol para olvidar algún problema, para suprimir alguna arrechera del trabajo, para auto-flagelarse por el recuerdo de un amor o por aquellos engaños que los o las condenaron a ser personas que viven bajo cualquier infame peyorativo. El problema aumenta cuando vas conociendo a la gente y pareciera que tu destino está habilitado para reunirte solo con pura gente borracha o sutilmente dicho catadores de licores, ¿Mentira? No creo.

            La sociedad hoy en día se encuentra sumisa en un abismo donde todos están a la moda no por vestir bien, sino por quien más borracho está. Gente que creemos que existe una ley que nos obliga a caerle a golpes a cualquier frasco que contenga alcohol etílico como si aquello fuese el 11vo mandamiento que a Dios o a moisés se le olvido agregar “Emborráchate todos los días”. Lo triste no es la forma tan radical con la que los jóvenes consumimos alcohol combinado con nicotina sino esa típica rutina que nos obliga a ser esclavos de un estilo de vida que se remonta a más de 5000 años, en un vaina llamada Mesopotamia, de allá es que viene la culpa que tu rostro no tenga forma después de una gran pea y que el ratón te haga sentir una puñalada en el cerebro.

            Podría pasarme demasiado tiempo hablando de lo que es alcohol y no porque sea un experto como fabricante sino como buen consumidor del mismo (ojo esto no produce orgullo), hablar de experiencias vividas, de locuras cometidas, de inventos extraños y combinaciones inverosímiles como por ejemplo: ron con toddy, (ni se les ocurra hacer esto en sus casas) y de otras cosas más, pero lo cierto es que el mundo evoluciona y siempre tengo la percepción que nosotros debemos ir a su ritmo, sin embargo en esa evolución hay errores, hay anomalías que, parecieran estar destinadas a ser señales de nuevos holocaustos, si hablamos de un anticristo actual daría mi virginidad anal por decir que ese anticristo es nada más y nada menos que Raphael Yakoby creador de la bebida nuvo, si esa bebida que nos venden como si fuese el elixir de la inmortalidad.

            Si Dios también siente sed, de seguro bebería nuvo. Si en el paraíso hay una catarata, de seguro por sus ríos fluiría nuvo, asquerosidades como estas que reflejan lo más burdo de la publicidad y el mercadeo en cualquier momento llegaremos a ver o a escuchar con la simple intención de seguir promocionando esta bebida que, a mi parecer y debido a mi paladar ya condicionado para sentir eminentemente el sabor más mínimo puedo deducir a manera personal que la bebida es un asco. Sí, un asco, el sabor no afecta mis papilas gustativas, ni siquiera las excitan. Su líquido produce picazón de culo y no veo justo la forma en que mucha gente que no tienen para una cerveza pierda su humildad al tener una botella de esta en sus manos.

            He visto con cierta repugnancia como jóvenes se creen dioses somodomizados por nuvo. Cierto día estaba en playa bordones (Cumaná) y miré detalladamente la forma en la que un tuky sostenía una botella de estas, solo él servía los tragos, hizo un esfuerzo para quitarse la franela y no soltar la botella y para colmo se fue a bañar a la playa con esta. He visto también a personas que se creen grandes reggaetoneros solo por beber de esta porquería, gente que humilla a otras personas que no tienen con que comprar dicha bebida, haciendo alusión que el frasco es la mayor innovación como contenedor de bebidas alcohólicas y yo pienso que están sumamente errados, la botella parece la de una colonia hecha en perfumes factory para travestis, con el perdón de estos.

            Lo cierto y triste es que la sociedad no debería reducirse simplemente a esta bebida elitesca, a esta bebida que más bien parece destinada a idiotizar a la gente, esta bebida que no te convertirá en wisin y yandel ni en otro en particular solo por beberla. Cada quien es libre de hacer con su vida lo que se le venga en gana, solo estoy dando mi punto de vista con respecto a una aberración que más que ratón crea una fiesta para los parásitos. Puedes beberla, gastar tu dinero en ella, pero coño pana eso no te da el maldito derecho de perder tu humildad. Además si soy sincero creo que con una botella de ron blanco, una tang de fresa, un poco de azúcar y hielo te tripeas una mejor bebida, una bebida que no sabrá a “mierda” como nuvo, y si, si he probado la mierda. Así que pilas porque en cualquier momento nuvo te puede hacer más idiota de lo que eres, y digo eres porque el simple hecho de querer comprarla para aparentar algo social que no es te convierte en un idiota.

Leidequer Duben.

viernes, 7 de octubre de 2011

3 aberraciones...


El mundo evoluciona a tal rapidez que algunas personas parecieran no tener la capacidad de ir al ritmo de éste, y cuando digo esto me refiero a sus formas de moverse en la sociedad, a ese estilo de vida que no concuerda con la lluvia de inventos con la que día a día somos bombardeados por la televisión. Inventos obsoletos e inverosímiles que parecen destinados a arruinarnos la vida y no a darnos soluciones. Encendemos el televisor y es casi seguro que encontremos en algún canal de cable uno de esos comerciales donde le hacen publicidad a un artefacto que a algún loco o alguna compañía con una creatividad albañal se le ocurrió.

NO entiendo esa vaina de "Colflex, el colchón antimosquitos" ¿Que lo hace diferente de los demás? ¿Que sustancia químicamente frenetica tendrá? ¿Es saludable para las personas alérgicas? ¿Acaso tendrá interno un cartón de huevos que se enciende con nuestro peso y este expele ese aturdidor olor que los mosquitos no soportan? ¿O dicha marca de colchones hizo un pacto infernal con la gente de plagatox? Preguntas que quizás jamás tendrán respuestas, lo cierto es que ¿A quien coño le importa una trivial publicidad cuando de dormir se trata? Creo que si le hiciera estas preguntas al racista y clasista de cesar miguel rondón presentador de estos colchones, me diría que es una cruel forma de verle la cara de pendeja a la gente.

Por otra parte y aquí me afinco con la más vil de las arrecheras, tenemos un aberración de la ciencia "Oxigen, el cigarro electrónico" creación de algún maníaco sexual al que la nicotina le hizo sentir atracción por los testículos depilados. Cuando vi el comercial me quede en shock, cito textualmente lo que dije y como lo dije: ayalamierdaaa ahora si que hay que sacrificar a alguien. Solo pensé en una vieja que sufre de desorden anal que trabaja conmigo. Coño pana, al ver un cigarro al que se le recargan los filtros vía USB es como para empezar a creer que más que ciencia es una cochinada más extrema que la suciedad de los pañitos que usan los colectores de buses. Te venden este producto como si fuese el ultimo pasaje a otro planeta para cuando ocurra el anhelado fin del mundo. Creo fehacientemente que los que fumamos a diestra y siniestra preferimos formar parte de ese 30% de personas desdichadas que mueren debido al cigarro y no vivir aspirando un humo triste que nos propine una sobredosis de megabytes o nos convierta en dispositivos de entrada y salida.

El siguiente producto lo considero es más abusador de estos, te lo venden bajo el termino de la inercia dinámica, me refiero a las pesas shake weight mejor conocidas como el pajilleitor. Una vaina que más allá de trabajar tus biceps y triceps pareciera prepararte para masturbaciones a domicilio y eso no lo considero un daño colateral sino una forma de ir creando un ejercito sodomizado a las exigencia de algún ser despreciable al que masturbaron con ácido de batería y que ahora quiere pagar su arrechera con todo el mundo. De pana que no me veo frente a un espejo dándole a esas pesas escuchando la canción de el manduco.

Lo más triste es que hay personas que miran toda esta sarta de productos nefastos como el futuro. Sin embargo yo los veos como un peo mal pujado, algo tan innecesario y lo peor es que hay miles parecidos o peores a estos tres que menciono. Debemos evolucionar en aprendizaje, un aprendizaje inquebrantable que formule nuevas ideas que aporten más que granitos de arena, montañas a la ciencia, pues los años pasan y cada día nos vemos inmersos en tecnologías positivas y negativas donde corremos el riesgo de ser pisoteados o beneficiados.

Leidequer Duben.

lunes, 19 de septiembre de 2011

Calle Paranoia...



Intento reflejarme en la voz de mi mente evitando que se apague el sonido de los labios de la otra mitad de mi alma al besar, camino perdido en laberintos ficticios que propagan el viento que exhalo cuando permanezco mudo, me desequilibro al voltear por inercia mi mirada a rostros desconocidos y encontrarme igual que ayer y con una pena brillando sin cesar, una pena de la que son cautivos mis deseos, los mismos que se convierten en pasión llevándome al punto donde solo queda mi alma sin esencia y mi vida huesuda.

Me siento en la silla de mi pasado y no denomino mi forma abstracta de quien era, de quien fui y no hallo la percepción exacta de quién soy y de que estoy formado. Senderos de fuego se abren a mi paso, escucho crepitar mis miedos esfumándose mi fuerza hacia lugares que no siento, que no veo. Pretendo ser alguien más, pero ni siquiera puedo ser yo mismo, el mismo que respira un aire contaminado por sus palabras, por sus maldiciones constantes y por la soledad que está allí acechándome, invitándome al exilio del sufrimiento.

Cada vez el tiempo pesa más que antes, pues en él se han aglomerado millones de mis suspiros que no van a ningún lado, millones de sensaciones que no vienen de ninguna parte. Cada vez siento más cerca la mano del olvido, ese olvido que me ha amputado las ganas de vivir en sintonía con el mundo, en conexión con mi otra mitad. Cada vez se revuelven en un mar pequeño los latidos de mis puntos vista, las emociones de mis preguntas.

La tristeza intenta disuadirme del camino real que me llevara al santo sepulcro del lado sucio de mi espíritu. Ya no se palpa igual mi reflejo en el agua, he perdido la voluntad y el derecho de ser normal, de ser una parte perfecta del rompecabezas del universo. Las creencias se han vuelto un puñado de polvo en los ojos, las virtudes se han congelado por el crecimiento de los defectos, la razón se ha descontextualizado por culpa de la mala praxis de su ente físico como tal, los valores que una vez fueron engranajes importantes en mi rutina desaparecieron por la presencia de tanta inmadurez, de tanta expulsión de basura por la boca.

Cavilo en algo que no tiene gracia, pies, ni cabeza, pero que pretende formar deslices extraños en mi piel como si quisiera marcar algún mensaje que me sirva al final de esta calle llamada paranoia. Visiones fatídicas me hacen querer vivir un mundo anacrónico, por temor no a la evolución misma, sino al exterminio total de las almas.

LEIDEQUER DUBEN.

martes, 30 de agosto de 2011

¿Paranoia o intuición de cuaima?



Creo que las mujeres cada vez están más paranoicas, pues resulta que cuando los agitados días te alejan de los brazos y los besos de tu novia esto marca una raya que si no es borrada con argumentos y cariños sustentables la vaina irá peor. Conoces el perfil de tu cuaima, sabes que debes trabajarla con bastante audacia para satisfacer cual esclavo todas las necesidades de su reina. Supongamos que pasas dos días sin verle la cara a tu novia porque estas dándole duro a la chamba, le envías uno que otro mensaje para que no piense que has sido secuestrado, violado y asesinado por algún mototaxista. Si no tienes saldo invéntate una con los panas que te regalen par de mensajes para que ella no crea que andas en pleno perreo con los que considera vagabundos, le envías un mensaje diciéndole para salir al cine y comer algo, ella muy educada aceptará, porque quizás te extraña o más que extrañar está fastidiada, pasas por ella a eso de las 6 de la tarde un lunes porque es a mitad de precio la entrada en el Cinex, el C.C Marina Plaza está completamente desequilibrado porque la gente no es tonta y lo primero que nos preguntamos es ¿Coño la gente no puede venir otro día pa´ esta vaina? pero ¿Cuántos no se preguntaran lo mismo al verte?

            Mientras eres llevado por las escaleras eléctricas vas preparándote mentalmente en que métodos de relajación utilizaras para calarte las olímpicas colas y el cotorreo farandulero de mucha gente, sin embargo trata de disfrutar el rato con la compañía de tu novia porque es la protagonista de la tarde y verás que la cola avanza sin darte cuenta. Cuando llegas hasta las hipócritas-amables te das cuenta que ya no hay entrada para la película que querías ver, así que optas por lo que haya, pagas y te retiras bajo el efecto de las palabras más cínicas que pudieran decirte “Que disfrute la película señor”. Vuelves a los métodos de relajación para batallar contra otros que quieren tripearse sus cotufas y refrescos, lo más triste es que sé que los chamos del Cinex tienen un negocio con los vasos de los refrescos y los envases de las cotufas, luego de recogerlos al terminar la película se los llevan y en vez de botarlos los lavan, si, los lavan para volver a ser vendidos como nuevos, pues tienen todo un sistema tramposo, a lo que a mí me resbala, pero coño eso es full antihigiénico y aun así sigo comprándolos.

            Por fin llegas a la cajera y te reciben con mucha “amabilidad” y sus típicas sonrisas frías, tu novia regresa del baño como brava quizás porque le dijiste antes de que fuera: ni se te ocurra tomarte una foto en el baño de esta vaina, eso sí es antihigiénico. Acto seguido la comparsa de la palabra “Señor”. A la orden señor, ¿Qué desea señor? ¿De qué sabor la bebida señor? ¿Algo más señor? ¿Quiere una ración de tequeños para completar su combo señor? Esta pregunta rechácenla de ipso facto ¿Que disfrute la película señor. Estas carajas son sodomizadas con ese estilo de atención trillado que más que causar una buena imagen causa estreñimiento.

            Ya estas instalado en tu silla y gracias a dios no te toco estar separado de tu novia. Aun no ha empezado la película y miras como la gente se come sus cotufas apresurada, como si hubiesen cambiado esa regla de apagar el celular antes de la película por “comete toda esa vaina antes de la película”. Tratas a tu reina como se merece durante toda la película, una vez que culmina ésta, le dices para comer unas papas mixtas, la feria de comida es el propio festín de olores extraños, una mezcla de comidas que componen un olor ajeno a estas. Miras con cierta satisfacción como las papas mixtas son devoradas con elegancia por tu novia, eso llena mucho y me refiero no estomacalmente sino desde un aspecto gratificante.

            Para pasar un poco el sabor de las cotufas y las papas mixtas, la endulzas con un helado. Las chamas del McDonald´s del C.C Marina Plaza se asustan cuando le pides un McFlurry bien pronunciado, se quedan como hipnotizadas, pero basta que llegue alguien y pida este helado de la  siguiente forma: Chama dame un Marflorry, en tono tukki. Casi que te dicen que así es como se pide un helado. Le llevas el helado a tu reina, esta lo disfruta como una niña, le limpias los labios con una servilleta, al terminar se queda un buen rato mirándote, como perdida en un pensamiento, hasta asusta porque piensas que está punto de darle una embolia cerebral en plena feria, pero ella se queda mirándote orquestando la pregunta que no falla ni fallará jamás: ¿Hiciste algo malo este fin de semana cierto? O ¿Qué hiciste tu carajito? ¿Ósea uno no puede romper la rutina y la monotonía con una salida inesperada? Pareciera que esa forma de mantener viva la pasión por salir y que te vean de la mano con tu novia muchas mujeres le han tergiversado su significado.

            Lo cierto es que la hipertrofia de esos mojones mentales ha venido cuaimatizando a muchas mujeres, estigmatizándolas de insensibles, opto por la comprensión y por darle valor a las cosas, esas cosas que crean una felicidad recíproca y las cuales van más allá de vasos lavados y relavados y gente llamándote señor aunque tengas 13 años de edad. 

Leidequer Duben.

martes, 16 de agosto de 2011

El sabor de ser atracado... Feliz navidad...



Recuerdo como nunca aquella mañana del 30 de Diciembre del pasado año 2010, cuando me dije a mi mismo "erga soy de hierro" la noche había sido ruda como todas las noches de ese suculento mes de Diciembre. En esos momentos cuando sientes que llevas de adorno un cuchillo haciendo cortes en la cabeza es cuando descubres que quien diga que el agua es inodora, insabora e insípida es porque nunca ha estado enratonado, no sabe que en ese momento el agua fría a eso de las 7:20 de la mañana sabe a un dulce beso de buenos días.


Me puse en modo activado, pues ese día seguía la rumba, cerveza tras cerveza mezclada a nicotina barata hacía que el día transcurriera lento, a pesar de que todo marchaba bien y las personas que viven cerca de mí estaban amables como nunca, sabía que debía hacer una diligencia en el terminal de pasajeros de la ciudad. Debía buscar una encomienda. Entre a la casa y busque 900 bs.f que se suponían eran para comprarle un regalo a mi hija de 8 años, en ese preciso momento recibo una llamada de un teléfono local, nadie habló y de tanto decir "aló" se descarga la batería, la mentada de madre que le di a la persona que llamó rebotó por toda la casa de mi abuela.


Salgo y me tomó un trago con los panas y emprendo mi viaje. Lo que diré a continuación espero se entienda de una forma muy modesta, pero lo que fue desde el 15 de Diciembre hasta el 31 la mitad de mis aguinaldos la gasté en taxis y en cervezas heineken. Tomó un taxi hasta el terminal sabiendo que me queda a casi 3 cuadras de casa, llegué al sitio, dí como 10 vueltas buscando la oficina de rodovias, retiro la encomienda y me fui a la parada. Junto a mí habían alrededor de 6 personas todas provenientes de Puerto la Cruz con sus respectivas maletas y bolsos full de ropa recién comprada, descifré la intención de las 6 personas que se hacían señas como para que no me dejaran montar, para irse todos juntos, allí pensé "No sean cabrones todos yo me voy este bus porque me voy"


A lo mejor te preguntaras ¿Y el taxi pura bulla? Si, ¡tienes razón! Lo que pasa es que quise buscar mi humilde Iphone 3G y el bus ya estaba en frente de los que estábamos en aquella fuckin parada. Fue un riña simple, pero intensa la que nos tiramos los de abajo para abordar el bus, como pude me deslice ganándole el descuido a una gorda que me vio con ojos de asesina y a la que le replique aquella mirada con mi habitual sínica sonrisa. Me senté y a mi lado aún quedaba un puesto vacío, aquella gorda no subió porque andaba con el que deduje era su hijo, pues tenía el mismo rostro de asesino. Suspiré como triunfante y seguí en la vía con los demás pasajeros, sin embargo algo no andaba bien, la gente estaba bajo ese efecto de sometimiento que descubres de inmediato, parecían esclavos que iban a ser vendidos. Intenté pensar en nada cuando sentí a un chamo como de 20 años sentarse a mi lado colocándome la fría punta de una pistola seguida del psico-terror y ese inconfundible tono de voz de malandritos recién salidos de algún reten. Ni siquiera voltee a verlo, su cara ya la imaginaba, típico modelo tukki, me dijo: Dame es todo lo que tengas oyó, teléfono, cadena, plata. Coño papa no tengo teléfono le dije. Fuí sometido a una pequeña requisa mientras uno de sus compañeros sometía al conductor y al colector y el otro a los pasajeros.


Los 900 Bs.f fueron retirados con cierta excitación de uno de mis bolsillos mientras eramos llevados lentamente vías al monumento. Una mujer recibió una coñaza cabilla por no tener algo de valor que a los anti-sociales les gustara. El colector y el chófer fueron las únicas personas a quienes les hicieron brotar sangre de sus cabezas a punta de cachazos. La situación fue hostil, parecida a aquella película de Keanu Reeves y Sandra Bullock "máxima velocidad" pero no del todo. Deseé tanto que aquel bus se volteara y que solo murieran aquellos 3 desdichados que despertaron ese día con la idea de hacer su mes en cuestión de minutos con algunos miserables.


Obligaron al chófer a detenerse frente al hotel minerva. Se bajaron apuntando a todos los que acabábamos de ser ultrajados. El ultimo de ellos tuvo las santas bolas de decir: Gueno gracias y feliz navidad a todos. La vaina no era para reír, pero los nervios te conllevan a eso, a pintarnos una sonrisa para alejar el sabor de ser atracado. Todos nos miramos como dando gracias a Dios, algunas personas atendieron a los heridos, sin embargo el chófer siguió con la ruta como si nada hubiese pasado. Llegué a la casa pálido de la arrechera, sin embargo sonreí al ver mi celular y mi cadena de plata que me llevo 9 meses pagar por sinvergüenza. Recordé en ese momento que gracias a la llamada que recibí minutos antes de salir hacia el terminal fue el motivo de que dejara mi celular, creo que aún estaría llorandolo jaja.


Hay algo que no me gustaría volver a ver nunca más. La mirada asesina de la gorda y la de su hijo, pues la risa que les brindé al ser yo quien abordó el bus y no ellos me hizo parte de un momento sumamente traumante.


Leidequer Duben.

jueves, 11 de agosto de 2011

Me desvelo en el leve...




Me desvelo en el leve pronunciamiento de tu nombre. Me hundo en el ocaso de tus ojos mientras visto de agonía la pulcritud de aquellas palabras que no mencionamos al quitar las ropas de los besos silenciosos que, nadan en rumbo contrario a las agujas del reloj. Descuido mi defensa y entras sigilosamente acariciando el brillo de las palabras que dejas guardadas en el vibrar de la noche, en el ensueño de las estrellas, la espera tarda y el encuentro es ambivalente.

Escapas de mi mente y huyes al claroscuro de las calles olvidadas. Me ignoras sin querer cual semáforo sin luz que me desorienta mientras el sol baña completamente el asfalto que es invadido por el musgo, ese musgo que forma un mundo en miniatura perfecto y nos hace sentir gigantescamente idiotas. Un triste relámpago se pierde en tu unísono llanto sin tener rincón alguno con el cual chocar y rebotar contra mi cara y así quitarme el maquillado disfraz de alegría creado por inútiles coincidencias que solo hacen bulto.

Me desvelo en el leve roce de tu distancia y cavilo en esa desnudez que vivifica mi aliento, este aliento que gotea sin ritmo y sin sonido. Íngrima tortura y sutil dolor que componen melodías de miedo en mis entrañas. Se deshilacha mi piel en suaves jirones cada vez que se de ti, cada vez que vistes a mis oídos con tus susurros, cada vez que te llevas el color de mi piel en lamidas de placer. Que deseo tan masoquista este, que lleva la marca de tu nombre y la firma de mis besos, que deseo tan masoquista este, que me apaga la vida en aruños de muerte y me la enciende en caricias prohibidas.

Me cuesta tanto mantener estos tumefactos pensamientos de nosotros, siento que me desharé en pedazos y volveré a la normalidad vistiendo tu piel. Detesto tenerte lejos porque el suelo se vuelve movedizo y no soporto sostener la respiración evitando hundirme para no perderme en el paralelo mundo de los exiliados del desamor. Mi habitación se borra poco a poco y va dejando trazos de un desierto de fotos sin velar, un desierto que se adhiere al desesperado murmullo del tiempo que, me enviste con fuertes dosis de mensajes vacíos. Como quisiera tener el poder de construirte esa casa bajo el mar antes que la gente termine de matarse unos con otros.

Me desvelo en el leve trasfondo de tu sonrisa, ese trasfondo que no es más que la carcajada ahogada de tu ser. Sorteo con cierto riesgo los declives de la monotonía volviéndome un asesino sin fines de lucro de la parsimonia que frustra mi andar, este andar sin control porque estas lejos. El sugestivo sahumerio de inciensos me eleva por recuerdos alegres que me ponen triste, recuerdos que me hacen refugiar en libros de poesía incomprensible, poesía muerta por el tiempo. Como me gustaría colocarle una pistola en la cabeza al ser que controla el tiempo y chantajearlo con matarle para que apresure sus pasos y vuelvas corriendo a abrazarme con esa sonrisa.

Tu amor es mi religión y soy genuflexo ante su santa inquisición. No consigo manipular la forma con la que se dilapidan mis intenciones de querer ser el visor de tus senderos. El viento me arrastra hacia un punto cardinal que no aparece en mi brújula. Que fatiga tan obscena me causa estar sediento de tus besos, esos besos que me has enseñado y que he perfeccionado yo. Ansío sin vacilación alguna entrar cada noche a tu cuarto mientras estas ausente y abrigarme con ese dulce sabor de tu olor que dejas impregnado en tus sabanas, las mismas sabanas que han cubierto nuestros cuerpos desnudos mientras ambos intentamos asesinarnos de pasión.

Me desvelo en el leve sonido de la olas que llegan desde otras costas hasta mis pies con cierta ignorancia y temor de llevarme. Me duele el alma cuando almuerzo solo y la esquizofrenia me hace imaginarte sentada a mi lado y me insinua que me das un abrazo desde atrás. Me automedico con la mirada, el abrazo y el beso que me das cada vez que llego a verte, siento que me dará cancer con tu nombre. Las cosas pierden sus colores sin tu aliento y yo pierdo los latidos si no estas constantemnte tocando mi corazón. Quiero besar tus ojos cada mañana y plasmarte las huellas de mis labios en los tuyos. Me desvelo en el leve... en el leve suspiro de tu nombre y en tu voz llamándome.


Leidequer Duben.